Sex Academy Blog

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SE LLAMA ORGASMO, PERO SE PRONUNCIA “UFFFF, AYY, HMMM”

“Las sensaciones comienzan en las plantas de los pies que se ponen calientes y siento un hormigueo, después va subiendo por mis piernas que se ponen en tensión hasta que hay un especie de explosión y es como si todo mi cuerpo se descontracturase…”

Ay, el mundo del orgasmo femenino. Qué poco estudiado ha estado, con lo fantástico que es. Siglos de evolución y para algunxs sigue siendo un gran misterio. 

No es una sorpresa que la sexualidad femenina ha importado muy poquito a lo largo de la historia y que la información ha sido muy escasa. Es en la literatura antigua de la India, la China y el Extremo Oriente donde se encuentra más información, ya que es desde donde se ha procurado explorar, durante siglos, los límites y la extensión de la respuesta orgásmica femenina. A diferencia de las culturas occidentales, donde nuestro placer era pecado y nuestro disfrute estaba censurado. De ahí que carguemos con tantos falsos mitos alrededor de ella. 

Entre esos mitos encontramos el que diferencia los orgasmos clitorianos de los orgasmos vaginales. Fue Freud con sus ensayos sobre la teoría sexual quien nos hizo el lío con el tema. Seguro que alguna vez, estando aburridxs o cachondxs, nos hemos preguntado qué tipos de orgasmos femeninos existen y cómo llegar a cada uno de ellos y, al investigar, la mayoría de las veces nos hemos encontrado con esta dualidad: orgasmo clitoriano y orgasmo vaginal. Mal, mal, mal. Es importante entender que la clasificación del orgasmo femenino no tiene que hacerse en base al orgasmo en sí, sino en base al medio por el cual llegas a él. 

Y, ¿Por qué no debe hacerse esta dualidad? Porque el clítoris no es solamente esa puntita superficial que todxs vemos. El clítoris es todo un órgano que se ramifica en dos partes y, de forma interna, se extiende por los labios mayores, por el perineo y hace un rodeo por el tercio inferior de la vagina. En estado de reposo, puede llegar a tener un tamaño de entre 10 a 12 cm que aumenta cuando el tejido eréctil se llena de sangre (o sea, cuando estamos cachondxs). Así que, durante la penetración, el clítoris esta siendo estimulado, aunque de forma indirecta y por el interior de la vagina. Por lo que eso de los orgasmos vaginales… Lo pongo en duda, señoría.

Bendito órgano, el clítoris. Y lo abandonadito que lo hemos tenido. El único órgano del cuerpo que, por sus 8.000 terminaciones nerviosas tiene como único objetivo nuestro placer. Según la sexóloga Helen Kaplan solo un 30% de las mujeres llegan a tener orgasmos a través de la penetración, es decir, con estimulación indirecta del clítoris. El 70% de las mujeres necesitan estimulación directa del clítoris para obtener el orgasmo. 

Y, aclarado que no existen varios tipos de orgasmos, sino varias formas de estimulación para alcanzarlos que nos harán sentirlos de una forma u otra… ya podemos hablar de la infinidad de maneras por las que podemos tenerlos. 

Además de la estimulación física, que es la vía más frecuente por la que la gente suele obtener orgasmos, se pueden obtener por estimulación de procesos mentales. También es cierto que todo tipo de orgasmo, sea de estimulación física o mental, está en relación con el cerebro, ya que la capacidad de abandono, esa sensación de dejarte llevar, tiene mucho que ver con cómo nos encontramos a nivel emocional, tiene que ver con presiones, estigmas, querer tener el control… Sin capacidad de abandono es casi imposible obtener orgasmos. Y, obviamente, los orgasmos por estimulación de procesos mentales van a ser más difíciles de conseguir. 

Por medio de los sueños. Por medio de la estimulación directa o indirecta del clítoris. Por medio de la combinación con la zona anal. También a través de los pezones, ya que, el pezón también cuenta con terminaciones nerviosas que provocan la contracción de los músculos de la vagina al excitarse y, según un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine, la sensación de estimulación del pezón viaja a la misma parte del cerebro a la que van las que se experimentan cuando se estimula el clítoris y el cuello uterino. Y, oye, a través de los pies también se puede sentir un placer estupendo, ¿sabes que las sensaciones del dedo gordo del pie están al lado del clítoris en el neocórtex del cerebro? Y, no te lo pierdas, ¡que también puedes tener orgasmos con un beso! Que, aunque parezca difícil, no quiere decir que sea imposible. Alrededor del 20% de las mujeres han llegado al orgasmo con un beso, dice la psicóloga y sexóloga Chantell Otten. 

Ayyyyyyy, mamá. Que gustito solo de leerlo. Algunxs estudiosxs de la sexología han dividido los procesos por los que se pueden tener orgasmos en los siguientes tipos: 

  • Orgasmo a través del punto G: el punto G es esa parte que encontramos dentro de la vagina, en la pared frontal y que tiene un tacto rugoso (parecido al del paladar).
  • Orgasmo cervical: el cérvix o cuello uterino se localiza en la parte superior de la vagina y conecta la vagina con el útero. También se conoce como orgasmo de “punto profundo”, ya que ocurre cuando la penetración es profunda y puede llegar a golpear el cuello uterino. No obstante, la investigación científica sobre la implicación del cérvix en la respuesta sexual tampoco está clara. Es cierto que el cérvix puede estar implicado en el orgasmo, pero no se sabe seguro si existe un tipo de orgasmo solamente a través del cérvix.
  • Orgasmos sensoriales: son el resultado de la estimulación de un área sensible que generalmente no se considera erótica, como puede ser la nuca o el oído. Para los orgasmos sensoriales es necesaria mucha focalización de lo que estás sintiendo corporalmente en el momento. 
  • Orgasmo mental: orgasmos mediante fantasías o sueños. Si fantaseas con algo lo suficiente el cerebro puede desencadenar una reacción en el cuerpo que culmine con un orgasmo. 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada persona es un mundo y cada orgasmo es diferente. La experiencia del orgasmo es suuuuper subjetiva. El espacio en el que nos encontremos, el vínculo que tengamos con la otra persona, el estado físico o psicológico, son factores que afectan a la intensidad con la que percibimos el orgasmo. Ninguno va a ser parecido al anterior. Y puede que seas una persona a la que le vaya genial tener orgasmos a través del punto G, pero no a través de lo sensorial… O al revés. Todas las formas de placer son válidas mientras sean consensuadas. 

Son muchas las mujeres que no han podido experimentar orgasmos a lo largo de su vida. No está bien visto que seamos las creadoras y gozadoras de nuestro placer. Que cojamos las riendas. Que sepamos lo que nos pone y lo que no nos pone. No está bien visto que seamos demandantes de placer ni que lo utilicemos para fines no reproductivos. Todos estos mensajes se nos han quedado en las sienes y para sacarlos… ay, amiga, que difícil es sacarlos a veces. Se nos han quedado tan arraigados que son la mayor causa de que nos privemos de nuestros orgasmos o de que los finjamos. 

Pero oye, que hay solución para todo. Tanto si la causa de no alcanzar el orgasmo es de tipo psicológico o físico, lo ideal es acudir a unx especialista en la materia, que nos puede ofrecer herramientas tanto emocionales como corporales, como pueden ser los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico (ejercicios de kegel, masajes perianales o bolas chinas). 

Me podría expandir hablando sobre el multiorgasmo, el orgasmo expandido, la petite morte… Pero eso lo dejamos para otro día, que hay que darle el espacio que necesita. Sobre todo, creo que es esencial entender que el orgasmo no debe comprenderse como la finalidad del acto sexual. Que el follar no tiene de objetivo el orgasmo, sino el placer en todas sus formas. Que nos dejemos de metas y de coronas, que lo que dan gustito son los caminos. 

Te invito a abandonarte, cerrar los ojos, dejar tu mente en blanco… y centrarte en las sensaciones de cada partícula de tu cuerpo. Conoce tus zonas erógenas y poténcialas, vívelas, explóralas… Y a disfrutar. 

Escrito por María Tomàs Cano

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