¿Puedo tener sexo tras una histerectomía?
Esta es una de las preguntas recurrentes de quienes se han sometido a este tipo de intervención. Muchas pacientes se preguntan ¿Cuándo podré tener sexo? ¿Voy a sentir el placer igual que antes de la intervención? ¿Va a notar mi pareja alguna diferencia al no tener matriz? ¿Es posible que me duela? Al ser una cirugía íntimamente ligada a la sexualidad, esta preocupación puede aparecer tanto antes como después de la intervención.
Es muy importante no mantener relaciones sexuales hasta después del chequeo con el ginecólogo, algo imprescindible tras una cirugía de este calibre. Es necesario haber sanado totalmente para poder reanudar la vida sexual, por lo que el profesional sanitario, ginecólogo o cirujano, no os lo recomendará hasta que no pase entre unas seis a doce semanas tras la intervención, que, en teoría, ya se puede comenzar a mantener relaciones sexuales, ya que se las heridas habrán cicatrizado y se han superado las posibles complicaciones que hayan podido surgir.
Sin embargo, el hecho de que tu cuerpo se haya recuperado, no quiere decir que estés preparada para esa relación sexual ya que es posible que tengas molestias o dolor durante o tras las relaciones sexuales; es decir, que aparezca dispareunia. Entre otros factores, esto es posible debido al acortamiento de la vagina (según el tipo de intervención) por la retracción de la cicatriz o la falta de lubricación y sequedad vaginal a causa de la disminución de estrógenos.
Esto puede inducir a una pérdida significativa de las sensaciones placenteras en vulva y vagina, así como una disminución en la fuerza en la musculatura del suelo pélvico, lo que se ve reflejado en menos contracciones vaginales de calidad durante el orgasmo (aunque esto también puede ocurrir tras una episiotomía post-parto).
¿La histerectomía afecta a la sexualidad?
Lo cierto es que cada mujer es un mundo, y las experiencias sexuales de cada una siempre son únicas. Pero, cuanta mejor vida sexual y mayor sea la complicidad en la pareja, mejores serán las expectativas de recuperar una vida sexual saludable. Allá van unas cuantas recomendaciones:
La importancia de afrontar la histerectomía en pareja
Por tanto, cuanta más información disponga quien pase por este tipo de intervención, más realista será su previsión sobre qué va a experimentar. De esta manera, también aceptará mejor la situación y disminuirá el shock emocional que pueda sufrir. Por ello, es importante compartir con la pareja las expectativas y los sentimientos que puedan aflorar con los cambios físicos y hormonales que se vaya a atravesar.
La mayoría de los hombres no notan ninguna diferencia en su satisfacción sexual después de que a su pareja se le haya practicado esta intervención quirúrgica. Es más bien el temor por causar dolor a la pareja, o a sufrirlo por parte de ella, lo que paraliza las relaciones sexuales. Por ello hemos de insistir en la comunicación y buscar una mayor complicidad con la pareja, para poder superar cualquier situación que se presente.
Posturas y penetración:
Tras haber pasado por esta intervención, es el momento perfecto para dar riendas a la creatividad y que la mujer disponga del ambiente y el tiempo necesario para que se relaje y excite para que su vagina se extienda y dilate lo suficiente para minimizar el efecto de su nueva fisionomía. También es una buena ocasión para recordar que el sexo es mucho más que la penetración y que no todo debe centrarse en buscar la postura que ofrezca mayor satisfacción, aunque es cierto que es importante experimentar hasta encontrar la postura adecuada que permita a la mujer controlar o limitar la profundidad de la penetración para evitar las posibles molestias.
Disminución del deseo sexual
Los cambios hormonales, la percepción de la feminidad disminuida, el deterioro de la imagen y una baja autoestima o confianza en sí misma, puede verse reflejado en un menor deseo sexual tras la intervención y perdurar durante un tiempo.
Los escasos estudios que existen sobre el tema refieren que el sexo tras una intervención de este calibre no supone ningún problema ya que la mayoría de las mujeres, en estos estudios, han superado estos síntomas y recuperado su vida sexual activa 6 meses tras la intervención.
Suelo pélvico debilitado
Si además del útero, se extirpa el cérvix, es posible que la mujer experimente una disminución de la sensación placentera de los orgasmos, además de perder definitivamente las contracciones orgásmicas ya que el órgano no está. En este caso, se obtendrá un mayor placer del clítoris, el punto G y la zona externa de los genitales.
Si se han extirpado los ovarios, será conveniente comenzar con entrenamiento del suelo pélvico, en ocasiones debilitado por la falta de estrógenos, para recuperar el tono adecuado de la vagina y evitar su laxitud, así como aumentar las sensaciones placenteras durante el orgasmo.
Hipertensión de la musculatura de suelo pélvico
Ese mismo miedo al dolor que comentábamos anteriormente, pueden provocar que la misma anticipación mental ante la expectativa de una relación sexual aumente la tensión de nuestros músculos como reacción defensiva ante el dolor. Esa tensión muscular da lugar a la dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales.
Nuestra recomendación es que te tomes el tiempo necesario al iniciar cualquier tipo de relación sexual, utilizar lubricantes si es necesario, y comenzar con diferentes técnicas de relajación de suelo pélvico o bien hacer uso asesorado y progresivo de los dilatadores vaginales para aliviar la tensión poco a poco.
Revisiones ginecológicas periódicas
Si el útero está completamente extirpado, las citologías no tienen sentido, pero si ha sido parcialmente y se conserva el cuello del útero, entonces las citologías y las revisiones periódicas siguen siendo necesarias para prevenir o detectar a tiempo un posible cáncer de cérvix.
En cualquier caso, las revisiones ginecológicas siempre serán necesarias por prevención ante cualquier tipo de ITS, o problemas relacionados con las mamas, la vagina o los genitales externos.
Escrito por: Tamara Real